En la plaza Plateros, se pueden observar varios aspectos de gran interés. Esta plaza actúa como el centro natural que conecta la puerta de Santiago, la puerta de Sevilla y la Puerta del Real, siendo un punto clave en el entramado urbano. Desde tiempos de la dominación musulmana, esta zona tuvo una gran importancia comercial, albergando tanto la alcaicería, un mercado de artículos de lujo, como la alhóndiga, un lugar de descanso y comercio para los mercaderes que llegaban a la ciudad de Sharis, hoy conocida como Jerez.
En uno de los extremos de esta plaza, se erige la Torre de la Atalaya, también llamada Torre del Reloj, Torre de la Vela o del Concejo. Esta torre es uno de los más representativos ejemplos de la arquitectura gótico-mudéjar de Jerez. Construida a mediados del siglo XV por el concejo, su principal función en sus primeros tiempos fue albergar el primer reloj de la ciudad y servir como un puesto de vigilancia. A través de señales de humo, alertaba de posibles peligros, como los ataques de piratas berberiscos que solían llegar desde el norte de África, a menudo con el fin de capturar a los habitantes y pedir un rescate. De ahí proviene la famosa expresión “moros en la costa”, relacionada con los avisos que se daban desde esta torre.
La torre está unida a la Iglesia de San Dionisio y tiene su base en una de las capillas de la iglesia. Aunque es un edificio de carácter civil, su propiedad es municipal, y tiene un estatus de Bien de Interés Cultural, con un código de protección diferente al de la iglesia. La torre cuenta con dos cuerpos rectangulares, siendo el más estrecho el que alberga la escalera. Está construida con arenisca de la Sierra de San Cristóbal y destaca por la riqueza y variedad de su decoración, que incluye arcos lobulados, capiteles de mocárabes y tracería en las ventanas ciegas de su exterior.
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